Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Marcelino Olaechea Loizaga

Arzobispo de Valencia

Marcelino Olaechea nació en Baracaldo (Vizcaya) el 9 de enero de 1889. A los 16 años ingresó en la Congregacién Salesiana de San Juan Bosco. Cursó los estudios de filosofia en el colegio de Carabanchel Alto (Madrid) y los de teología en el estudiantado internacional de Turín (Italia).

Ordenado sacerdote en 1912 los superiores le confiaron la dirección de importantes colegios. Amplió estudios de sociología en Lieja (Bélgica) y después fue elegido provincial de Cataluña, Valencia y Madrid.

La Santa Sede lo nombró en 1934 visitador de los Seminarios de las provincias eclesiásticas de Valencia, Granada y Sevilla. Y un año después, el 23 de agosto de 1935, lo preconizaba obispo de Pamplona. Recibió la consagración episcopal el 27 de octubre de dicho año en la Catedral de Madrid.

El clima de reconciliación que supo inculcar en el pueblo navarro, dividido por la contienda civil de 1936, hizo que el papa Pío XII lo nombrase arzobispo de Valencia el 17 de febrero de 1946. Tomó posesión de la Diócesis en persona del obispo auxiliar, Juan Hervás, el 6 de junio de 1946, y diez días después hizo su entrada solemne en la ciudad de Valencia.

La renovación espiritual y material de la Diócesis que se propuso el arzobipso Olaechea estuvo caracterizada por grandes manifestaciones e imponentes concentraciones.

La imagen de la Virgen de los Desamparados que, como peregrina, recorrió las calles de Valencia con ocasión de las Bodas de Plata de su coronación canónica, las Misiones Populares de 1949 y 1955 en la Ciudad de Valencia, los Congresos Eucarísticos Regionales, el Cuarto Congreso Nacional Catequístico, el Año Santo de 1950 y el Año Mariano de 1954, las Misiones Populares en casi todos los pueblos de la Diócesis con la multitudinaria participación de los fieles, mostraron en aquellos tiempos la vitalidad de la Iglesia con su capacidad de convocatoria.

La primera época del pontificado de Marcelino Olaechea quedó marcada por la celebración del Sínodo Diocesano en 1951 y por la construcción del nuevo Seminario en Moncada, que fue acompañado por una renovación de los estudios eclesiásticos para una mejor formación intelectual y pastoral de los candidatos al sacerdocio.

Durante estos años se experimentó un notable auge del laicado católico, especialmente con la consolidación de las cuatro ramas de Acción Católica, que fueron muy eficientes colaborando con los sacerdotes en múltiples formas de apostolado. En la última etapa del pontificado del arzobispo Olaechea el apostolado se ramificó en los movimientas especializados con la consecuente crisis que le siguió, coincidiendo con el Concilio Vaticano II.

Entre las numerosas actividades de este Arzobispo hay que citar varios arreglos parroquiales, con un incremento de templos en la ciudad de Valencia y en las poblaciones importantes de la Diócesis. Además de todas estas iniciativas pastorales tuvo otras de carácter benéfico y asistencial.

La creación en 1948 del Instituto Social Obrero, para la instrucción y formación de los trabajadores; la fundación en 1947 del Banco de Nuestra Señora de los Desamparados, para la ayuda a los necesitados; la construcción de viviendas protegidas, etc., mostraban el deseo sincero del Arzobispo para poner remedio a las muchas necesidades que tenía la sociedad.

Tuvo como obispos auxiliares, de 1952 a 1957, a Jacinto Argaya Goicoechea, y de 1957 a 1966, a Rafael González Moralejo.

Al cumplir los 75 años de edad, según las normas del Concilio Vaticano II, que exhortaba a los obispos a presentar la renuncia de sus diócesis, lo hizo, aceptándosela el Papa Pablo VI el 19 de noviembre de 1966.

Marcelino Olaechea se retiraba después de veinte años de trabajos e ilusiones, de iniciativas y realizaciones en favor de Valencia, con una intensidad sin precedentes. Falleció en Valencia el 21 de octubre de 1972.

Sus restos mortales descansan en la capilla de Santo Tomás de Villanueva de la Iglesia Catedral.

Fuentes:

· Episcopologio Archidiócesis de Valencia. Arturo Llin Cháfer